Temporada 4 - Episodio 3: La esclavitud 2.0 del diseñador freelance

¿Te hiciste freelance para ser libre y acabas trabajando noches y fines de semana?

En este episodio hablamos de cómo los diseñadores hemos normalizado la autoexplotación —y hasta la celebramos—, y de por qué currar más horas no te acerca al éxito creativo, sino al agotamiento.

Te cuento cómo rediseñar tu negocio para recuperar tu tiempo, tu energía y, sobre todo, tu libertad.

 

¿Sientes que tu negocio creativo ha tocado techo?

Pasa y échale un ojo a lo que está funcionando para romper este límite y escalar tu negocio creativo (sin trabajar mil horas).


Si eres más de leer que de escuchar…

Hace una semana estuve en el Blanc Festival, y te prometo que si me hubieran dado un euro cada vez que alguien dijo “yo trabajo noches y fines de semana, hoy, la semana pasada, este mes es que no hemos parado”, pues ya tendría pagadas las vacaciones del año que viene.

Y lo mejor —o lo peor— es que se dice con orgullo, como si currar a las tres de la mañana fuese una especie de medalla del mérito creativo.

A ver, los más conscientes sí que dijeron que es algo que querían mejorar. Incluso en una ponencia, los dueños de uno de los estudios comentaron: “Bueno, en el futuro queremos equilibrar mejor la vida personal y profesional.”

Pero, te seré sincera, esto sonaba como cuando uno dice sus propósitos de inicio de año porque piensa que esto le iría bien, ¿no? Pero en el fondo no tiene mucha motivación para ello. Un poco como si Homer Simpson te dijera que va a empezar a hacer CrossFit.

Así que hoy quiero hablarte de esto: de cómo hemos convertido ser diseñador freelance en sinónimo de autoexplotación, haciendo además que esto suene guay. Y sobre todo, vamos a ver cómo salir de este círculo vicioso.

¿Por qué nos autoexplotamos tanto?

A ver, el tema de este episodio es fuerte y tiene muchas capas, tantas como un archivo de Photoshop —o al menos uno previo a la IA, supongo.

¿Por qué nos autoexplotamos de forma tan heavy los diseñadores freelance?

Es curioso, porque la motivación principal para trabajar por cuenta propia para muchos de nosotros es justamente tener libertad: poder elegir clientes alineados con nuestros valores, proyectos que nos gusten, definir nuestros horarios como nos da la gana y, oye, ya que estamos, nuestras tarifas también. En lugar de esperar a que nuestro jefe le dé por subirnos el sueldo.

No sé tú, pero yo desde luego sé que me hice freelance para ser libre en todas estas cosas y para una más:
Mira que me encanta no tener que pedir vacaciones a nadie, simplemente coger vacaciones.

Buah, esto me súper motiva y gana frente a cualquier impuesto trimestral, verifactu o cualquier invento diseñado para joder a los autónomos. Te lo digo en serio.

El mito de la libertad freelance

Pero hay una cosa… cuando hablo con mis alumnos, por mucho que la libertad haya sido su motivación para empezar, pocos la disfrutan en su día a día.

La mayoría lleva su estudio en modo supervivencia:
dicen que sí a todo, a cualquier proyecto, a cualquier petición de un cliente,
viven con miedo a perder los clientes potenciales,
acuden a las sesiones de valoración súper nerviosos,
y sienten que si no trabajan diez horas diarias, su negocio se hunde.

Y es más, es cierto en muchos casos: si no echan horas extras, solo sale adelante el trabajo para los clientes actuales y nunca entra uno nuevo.

O sea: buscaban libertad y acabaron montándose una esclavitud 2.0.

Literalmente pasaron de tener un jefe a tener varios, cada uno con sus horarios y su manual de marca.

Si tú también sientes que tu libertad laboral se ha convertido en una especie de broma cósmica, sigue escuchando, porque vamos a darle la vuelta.

¿Por qué pasa esto?

Bueno, para empezar, este modo de vida lo hemos normalizado.
Todo el sector lo ha normalizado: en los festivales de diseño, en las escuelas, en los grupos de WhatsApp de diseñadores…

Todo el mundo habla de “el cliente que pidió cambios el domingo” o “la noche sin dormir antes de la entrega” como si fuera parte del juego.

Y claro, si todo el mundo lo hace, o dice que lo hace, piensas:
“Vale, pues esto es lo que implica ser profesional creativo.”

Y te diré que yo misma, que he desmontado este mito hace tiempo, sigo teniendo una parte de mí que cree esto de que dedicarse a la creatividad es tener que esforzarse muchísimo.

Todo esto nos lleva a pensar que la libertad en un negocio creativo es posible, pero llegará en el futuro, a cambio de años de sacrificio o quizás de un golpe de suerte.

Y de hecho, si quieres mi reflexión completa sobre este tema concreto, escucha el episodio 2 de esta temporada.

La libertad no aparece por arte de magia

Pero ahora quiero decirte algo que lo mismo te remueve un poco:
si no construyes tu negocio con esta libertad incluida desde el primer momento, no la vas a tener nunca.

No va a aparecer de repente como un premio por trabajar duro.

Y mira, voy a intentar demostrártelo de forma concreta:

Pongamos que actualmente consigues sacarte un sueldo de dos mil euros, y para sacarlo necesitas trabajar cincuenta horas a la semana, cincuenta semanas al año.

Esto significa que este es tu modelo de negocio:
un modelo en el cual 2.500 horas de diseño al año generan 24.000 €, o sea, 2.000 € al mes.

Y fíjate: da igual si delegas, es decir, si divides estas horas entre varias personas, seguirá siendo igual el sistema.
Un sistema basado en que necesitas 2.500 horas de diseño para facturar 24.000 € anuales.

¿Lo ves? No vas a poder trabajar menos o hacer más vacaciones, salvo renunciando a parte de tu nómina. Es lógico.

Si tienes un negocio construido sin libertad —libertad horaria, en este caso— y que funciona en base a todas esas horas de diseño, será muy complicado que evolucione de otra manera.

Por eso te digo que tienes que incorporar la libertad desde el minuto uno, porque si no, no va a aparecer como por arte de magia.

El ejemplo de Stefan Sagmeister

La gran pregunta que me suelen hacer es: “Vale, pero… ¿esto es posible?”

Y claro que sí, es algo muy posible, y tengo muchos ejemplos.
Pero te voy a poner uno que me encanta: Stefan Sagmeister, el gran diseñador.

Y te pongo este ejemplo porque me da pie a contarte algo que me hace mucha ilusión:
me crucé con Stefan Sagmeister en el Blanc Festival y tuve la suerte de charlar con él junto a Pamela Calero durante una hora entera.

Y fue de lo más interesante, como te imaginas.
Y oye, si este podcast me puede servir para presumir un poco de lo que me pasa, pues mira, no me voy a cortar. 😅

El valor del descanso en la creatividad

Sagmeister es famoso por su trabajo, obviamente, pero también porque cada siete años cierra su estudio y se toma un año sabático.
Un año entero para viajar, hacer proyectos que le apetecen, aprender cosas, y mucho más.

Nos contó que el año pasado fue la cuarta vez que lo hacía, y que si bien el primer año estuvo un poco preocupado, ahora lo tiene súper controlado.
Su vida está construida alrededor de ese año sabático.

Pero lo que más me gustó fue cuando nos dijo que, el resto del tiempo —cuando el estudio está abierto—, no trabaja después de las seis de la tarde ni los fines de semana.

Y eso lo hace desde los inicios, porque entiende que la creatividad necesita aire, vida, experiencias y descanso.

Mientras muchos diseñadores se matan por entregar una web en tres días, él se está inspirando descansando.
¿Funciona? Pues creo que la calidad de su trabajo habla por sí sola.

Mi experiencia con el descanso y la productividad

Y mira, no hace falta irse tan lejos.
Yo, por ejemplo, llevo diez años con Lunes Design y no hago horas extras.

Creo que en diez años me ha pasado currar algún sábado por ahí —igual cinco— y me tomo mínimo ocho semanas de vacaciones al año (algún año fueron once 😅).

No porque sea vaga —aunque también tengo mis días—, sino porque entendí que:
1️⃣ Si no cuido mi energía, mi creatividad se apaga.
2️⃣ Si mi negocio se sostiene con horas extras, mi negocio no funciona.

Cuanto más descanso, mejor pienso, más creo, y más dinero genera mi estudio.

Ser freelance no es tener tiempo libre cuando sobra (si es que sobra…).
Ser freelance significa organizar tu negocio de forma que el tiempo libre forme parte del sistema.

El verdadero problema no eres tú: es el sistema

Así que si ahora mismo sientes que estás atrapado en una rueda de hámster, currando sin parar pero sin avanzar…
no es que te falte motivación o disciplina.
Es que estás trabajando con el sistema equivocado, construido sobre el mito del “freelance creativo” que trabaja sin descansar nunca.

Yo creo firmemente que ser freelance es tener la posibilidad de crear un estudio que te dé libertad, bienestar y rentabilidad —todo a la vez.

Para llegar ahí, tendrás que revisar:

  • cómo organizas tu tiempo y tus proyectos,

  • cómo marcas tus límites,

  • y cómo valoras tu tiempo.

Porque los problemas de falta de tiempo también son problemas de precios y de venta.

Conclusión: La libertad no se sueña, se diseña

De momento, quédate con esto:
Te han mentido.

Tener éxito como creativo freelance no se consigue a base de horas extras o cumpliendo deadlines en modo zombi nocturno.
Te prometo que la creatividad florece mucho más cuando duermes ocho horas que cuando diseñas a las tres de la mañana con una perfusión de cafeína.

Así que si quieres aprender cómo recuperar el free de freelance que perdiste por el camino, atento:
en noviembre voy a impartir de nuevo mi masterclass Adiós Caos,
donde te enseñaré cómo crear un estudio rentable sin sacrificar fines de semana, sin vivir apagando fuegos y sin perder tu pasión por el diseño.

Porque la libertad no se sueña: se diseña. 💛


 

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Noe, de Lunes School

Hola, soy Noe, diseñadora gráfica y mentora. Tras hacerme autónoma, me convertí en la peor jefa que había tenido, llegando al burnout y obsesionándome con crear un estudio de diseño con buenas condiciones de trabajo y proyectos emocionantes. Fue un punto de inflexión para Lunes Design, mi estudio de branding. Hoy, sé cómo pasar de ser diseñador-malabarista a un estudio de diseño exitoso y comparto mi metodología en Lunes School. Empieza con mi kit gratuito 5 atajos para crecer con tu estudio 🚀

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