Temporada 4 - Episodio 1: Cuando un cliente americano secuestra tu agenda (y cómo rescatarla)
Septiembre se me ha ido de las manos.
Yo pensaba que con volver a mi rutina bastaba para tener todo bajo control… y de repente ¡boom! un nuevo cliente americano.
(Lo de “americano” no es para presumir, es para que entiendas que venía con diferencia horaria incorporada —porque si algo puede añadir caos, que sea también en otro huso horario).
¿Resultado? Te lo cuento en este nuevo episodio.
Si eres más de leer que de escuchar…
Septiembre se me ha ido de las manos.
Yo pensaba que con volver a mi rutina bastaba para tener todo bajo control… y de repente ¡boom! un nuevo cliente americano.
(Lo de “americano” no es para presumir, es para que entiendas que venía con diferencia horaria incorporada —porque si algo puede añadir caos, que sea también en otro huso horario).
¿Resultado? Mi horario se ha descuadrado como una playlist puesta en modo aleatorio.
Al principio entré en modo reactivo total: decir que sí, contestar a cualquier hora, hacer malabares para cumplir todo y aprovechar cada hueco como si el día tuviera 36 horas.
Mientras tanto, lo que quería hacer para MI negocio (ese reto gratuito para diseñadores que llevo soñando lanzar desde verano)… pues ahí sigue, cogiendo polvo en la estantería de las buenas intenciones.
Y claro, eso me hace sentir como una mala mentora y una empresaria un poco desastre.
Pero antes de hundirme en la culpa eterna decidí parar, respirar y sacar mis propias herramientas: la planificación intencional.
Ese sistema que me recuerda que no soy una cirujana en un hospital operando a corazón abierto —o en mi caso, píxeles que supuestamente necesitan ser movidos ya mismo— sino la líder de mi estudio.
Porque si dejo que cada urgencia dicte mi agenda, mi negocio se convierte en una sala de emergencias; y yo quiero que sea un estudio creativo con visión, no un servicio 24 h de arreglar lo que otros creen que necesitan.
Algo que me funciona es replantear mi horario cada estación.
No trabajo igual en agosto que en octubre (ni tengo la misma energía).
El otoño, por ejemplo, me invita a pasear después de comer —ese momento “reset” que me carga de creatividad y calma.
Si quiero que ocurra, tengo que mover piezas para que encaje… porque si no lo meto en la agenda, el email y las urgencias se lo comen vivo.
También he recordado que lo importante tiene que ir primero.
Si dejo para el final las cosas que hacen crecer mi negocio (crear contenidos, lanzar nuevos programas, pensar estrategia), ya no tengo ni energía ni cabeza para hacerlo bien.
PARA TI, SI TAMBIÉN TE SIENTES CIRUJANO/A
¿Qué proyecto, cliente o situación personal te ha secuestrado últimamente y ha hecho que tu agenda sea un caos?
¿Qué cosa importante para tu negocio lleva semanas (o meses) en la columna “lo haré cuando pueda”?
Si pudieras rediseñar tu horario ahora mismo, ¿qué pondrías primero para que lo importante suceda antes de que te drene la energía?
¿Cómo cambia tu ritmo según la estación? ¿Puedes adaptar tu rutina para surfear mejor tu propia ola de energía?
Mini reto exprés: antes de que acabe la semana, bloquea al menos un par de horas para avanzar en ese proyecto tuyo que siempre queda para el final. Escríbelo en tu calendario como si fuera una reunión con un cliente VIP (porque lo es).
Yo ya he decidido que octubre será para rescatar mi agenda y sacar adelante ese reto para diseñadores que tanto quiero compartir.
Si te apetece que te cuente más sobre cómo hago esta planificación intencional para no ahogarme en trabajos de clientes (y mantener vivo mi negocio), respóndeme a este email y dímelo.
Quizás prepare algo más concreto para ayudarte a hacerlo tú también. 😉
Suscríbete al primer podcast para diseñadores gráficos freelance:
Gana más haciendo menos con tu estudio de diseño gráfico
En tan sólo 3 días aprenderás la habilidad más rentable para tu estudio de diseño con mi nuevo training: Venta Creativa.